martes, 20 de diciembre de 2011

A LO MEJOR... FELIZ NAVIDAD

La Navidad pasada fue para mí especialmente enriquecedora. Le pregunté a uno de mis alumnos del taller de teatro del colegio, con síndrome de down, Andrea, si vendría su madre a verla actuar. “A lo mejor”, me dijo, “porque está en el hospital”. Cuando llegó el día de la representación, el salón de actos estaba a rebosar de madres y padres. Al final, abracé a todos los actores que participaron, y cuando llegué a Andrea, mi actriz favorita, con esa mirada diferente de bondad y ternura que llena el alma, le pregunté: “¿No ha venido tu mamá, verdad?”No, profe, a lo mejor el año que viene”. Pero el año que viene su madre no podría venir tampoco porque falleció antes de que llegara la primavera. El primer día que Andrea regresó a clase después del entierro, le di un beso. “¿Qué tal estás?” “Bien”, me respondió. “Siento mucho lo de tu madre”. “No, profe, si a lo mejor mi madre está en el cielo”. Para ella siempre había un “a lo mejor”...

            A lo mejor, digo yo ahora, que de nuevo es Navidad, la madre de Andrea está ya envuelta en eternidades blancas y desde allí anda cuidando aún más a su hija con la ayuda de los ángeles.
           
A lo mejor también, esta ciudad nuestra, que cada vez tiene menos luces, se pone las pilas y se convierte en antorcha de trabajo, justicia, verdad, convivencia, unidad y pan para todos.
           
            A lo mejor,  nos encontramos con las calles limpias, los jardines cuidados, las paredes impolutas, las iglesias abiertas, las gentes amables y educadas...

            A lo mejor, los que nos dirigen dejan de mirarse el ombligo de sus egoísmos partidistas y de partido, y beben de una vez del manantial de la inteligencia y de todos a una.   

            A lo mejor, dejamos de odiarnos y de tenernos envidia, y dejamos que cada uno vuele por el aire de su libertad y sueñe con sus sueños imposibles...

            A lo mejor, esta Navidad es de verdad Navidad porque Dios nace y nos convierte de cierto, no en fantoches incoherentes de su fe, sino en claros discípulos de su palabra.

            A lo mejor..., escribo un poema y se hace realidad el sueño:     
                             
                        A lo mejor mañana
                        el sol es diferente en su color
                        y la luz de la vida es sinfonía
                        que llega al corazón
                        del hombre que no sabe de colores
                        porque anda en la ciudad cosido al yo
                        sin escuchar el grito del nosotros,
                        porque anda en la embriaguez del desamor 
                        camino de perderse y no encontrarse,
                        de mirarse y creerse que es un dios.

                        A lo mejor mañana
                        el día nos regala una canción
                        que sabe a primavera, a sueño, a viento,
                        a luna, a lluvia, a fuego, a tierra, a flor,                             
a mar, a amar sin tiempo ni distancias.

A lo mejor mañana..., a lo mejor.


            A lo mejor, les deseo feliz Navidad y se cumple. Pues eso: FELIZ NAVIDAD.


sábado, 10 de diciembre de 2011

PALABRAS TRAS UN SENCILLO Y EMOTIVO HOMENAJE

El Ayuntamiento de Villanueva del Arzobispo acordó dar mi nombre al Certamen de Relato Corto en Red que convoca. Regalo que acepto con orgullo y honor, porque para alguien como yo, que llegó a Villanueva del Arzobispo, ensimismado y nervioso, en autobús, con la intención de tomar posesión por vez primera del cargo de maestro en el Colegio de la SAFA, donde había sido destinado tras aprobar las oposiciones, justo el día que cumplía 20 años, es algo tan especial y extraordinario que lo consideré y lo sigo considerando como un nuevo nacimiento.

El nacimiento de un joven tímido y solitario que llevaba las alforjas cargadas de inocencia y de ilusiones, de ganas de hacer algo por los demás, de deseos de formar parte de la historia grande de este pueblo.

            Y nada más nacer ahí, me sentí acogido de una manera excepcional. Desde el primer instante al último. Recuerdo cuántos fueron los días felices. No olvido la estancia en el viejo y señorial caserón de los Benavides, el cual cada noche se transformaba en un lúgubre espacio de ruidos y temores, donde los eternos fantasmas acudían, incansables, a perturbarme la paz de los descansos. No puedo olvidar tampoco el calor y la ayuda de un director, don Pascual Megina, y unos compañeros grandiosos: Pedro Tapias, Gregorio Alfaro, Pepe Valverde, Antonio Expósito, Diego Martínez, Antonio Domínguez y José Cornejo, así como a Antoñita en párvulos. De unos alumnos que todavía me saludan con afecto y a quienes recuerdo con especial cariño. De unos padres que no me dieron ni un solo disgusto, todo lo contrario. Como no olvido cuando también por un tiempo tuve que comer en el comedor de la Escuela Hogar del Colegio de Nuestra Señora de la Fuensanta, donde me dieron toda la facilidad y donde conviví con grandes profesionales de la enseñanza que me trataron, dicho sea con toda gratitud y consideración, como a uno más, y donde conocí, entablando una amistad que será eterna, al ilustre villanovense, bueno y entregado, sencillo y noble, hombre grande en todos los sentidos, cronista oficial, escritor, investigador, creador y maestro de maestro, don Manuel López Fernández.

            Casi dos lustros viví en Villanueva. En ella celebre mi primera noche de bodas y aquí, Juani, vivió sus primeros años de joven esposa, y yo, al estilo de Juan Ramón Jiménez, mis primeros sueños de poeta recién casado. Aquí concebimos y alentamos amistades y compartimos vivencias. Hasta el verano de 1980, en que después de numerosos acontecimientos profesionales, literarios y poéticos, fiestas de la poesía, concursos, actos culturales, conmemoraciones, discursos, obras de teatro..., me dieron el traslado al C. P. “Juan Pasquau” de Úbeda.

            Villanueva me despedía con gratitud y amabilidad... Y yo me dejaba en ella un trozo de mi corazón que, treinta y un años después, continúa revoloteando por sus calles, sus colegios, sus plazas, sus templos, sus casas... y su parque, por el que me he perdido, en profunda soledad, sin que nadie lo supiera, no pocas noches.

            Y desde entonces, esté donde esté, he sentido y he expresado que Villanueva es mi segundo pueblo. Es éste un sentimiento que surge del alma y no se puede evitar. Amo a Villanueva con todas mis fuerzas. Sólo escuchar su nombre y el alma se me llena de nostalgia. Sólo saber que alguien que está a mi lado es de Villanueva y ya lo siento como amigo entrañable y compañero de siglos. Sólo con recibir una noticia de Villanueva y ya se me desborda la pasión por las entrañas.
           
              De ahí que cada vez que allí se me ha necesitado lo he dejado todo y he acudido. De ahí que el día que Diego Jiménez  me llamara por teléfono para invitarme a este acto de entrega de premios, una vez más me emocionara. Y de ahí que al decirme que se le quería poner mi nombre al certamen literario, llorara como un niño, sí, como un niño, ese niño que era yo en verdad cuando llegué aquí y que vuelvo a ser, pese a tantas cicatrices de años como arrastra ya mi conciencia, cada vez que Villanueva del Arzobispo se acuerda de mí y me llama.

            Por todo ello, quiero dedicarle a Villanueva, como resumen de gratitud, lo que para mí es lo más puro, inmaculado e impoluto: un poema, en este caso un soneto, que es el mejor regalo que le puedo ofrecer, ya que sólo los versos pueden brotar de lo más hondo y limpio del corazón:


                                 A VILLANUEVA DEL ARZOBISPO

                                   Así: pueblo leal y sabio. Casa
                                   de paz. Rosa de luz que se hace vida
                                   en los mares de olivos. Bienvenida
                                   sin tiempo. Abrazo. Esencia que traspasa.

                                   Plenitud de las villas. Blanca brasa
                                   para incendiar inviernos. La medida
                                   que tiene el corazón cuando no olvida.
                                   Fuente santa. Mañana. Noche rasa.

                                   Así: voz de leyenda. Cervantina
                                   huella que en su grandeza se renueva.
                                   Sonido azul. Canción. Silbo. Redoble.                        

                                   Primavera de amor que se encamina
                                   siempre hacia el alma...
                                                                            Así es Villanueva
del Arzobispo. Así: tan bella y noble.



             



martes, 22 de noviembre de 2011

METAMORFOSIS



                                        
                                   El hombre es un gusano
                                   que nace del olvido y, sin memoria,
                                   comienza a conocerse
                                   a fuerza de arrastrarse por las sombras
                                   del barro de la tierra.
                                   Y así, muy lentamente, entre las hojas
                                   del miedo y la ignorancia,
                                   cruza desnudo en busca de las formas
                                   que le hagan comprenderse,
                                   sabiendo de seguro que, al final, por la broza,
                                   un pie de iniquidad lo aplastará
                                   hasta hacerlo ceniza fría y honda.
                                              
                                               Pero cabe también que este gusano
                                               se oville en su espesura silenciosa,
y un milagro de muerte hacia la vida,
de noche en soledad a amanecer sin horas,
–metamorfosis plena–,            
                                               lo convierta en eterna mariposa.




miércoles, 16 de noviembre de 2011

ROBOS

Cada día que pasa hay mayor necesidad. La pobreza empieza a verse a nuestro alrededor. Personas que deambulan pasando físicamente hambre, buscando en los contenedores de la basura... Pero al mismo tiempo, cuando paseas por las calles y plazas principales, ves cafeterías y restaurantes repletos de un público pudiente... Y todo esto me trae a la memoria una época atrás, que creía superada, aquel tiempo de cuando los señoritos y los nobles andaban en los casinos, ataviados con lujosos trajes, o llenando salones de baile y teatros acompañados de damas distinguidas que llegaban en fastuosos carruajes..., mientras el populacho se quitaba el hambre a bases de miserables jornales, cuando no a bofetadas...

            De nuevo, ricos y pobres, clase media disgregándose, resquebrajándose. De nuevo abismales diferencias sociales. De nuevo personal ganando mucho dinero y gente sin trabajo ni subsidio, al amparo de la familia cuando no de la caridad. De nuevo negocios y entidades que aumentan ganancias día a día y por cuya ambición de superar los enormes beneficios del año anterior son capaces, no ya de subir tarifas hasta hacerlas desmesuradas, sino de robar. Y con el robo asfixiar aún más a los que menos tienen.

            Y de robos ando ya cansado. Me roba el Ayuntamiento con sus abusivos impuestos, los aparcamientos, las elevadísimas contribuciones, la tenencia de vehículos, la cochera de mi casa, el alquiler de algún inmueble público... Me roban con la luz, el agua, la basura..., que suben una y otra vez en lugar de bajar pese a estar las cosas como están. Me roba el Estado con la renta, los alimentos, el coche, la gasolina, los ahorros, la nómina, el tabaco, el alcohol, la herencia, las carreteras, el arrendamiento, con el iva..., el aire que respiro. Me roban los bancos y demás entidades bancarias con su avaricia desmedida. Me roban los políticos con su clamorosa corrupción, llevándose parte de mi dinero por las claras oscuras. Me roba la Sociedad General de Autores. Me roban los que hacen servicios, que sólo por llamar a la puerta ya tengo que abonar un plus. Y me roba, sin vergüenza alguna, la empresa de teléfonos, y además de manera doble, ya que cada vez que llega la factura al domicilio hay que reclamar, porque siempre, siempre, sin excepción, se han equivocado a su favor, nunca en contra (¿se imaginan cuánto roban cada mes si a todos los clientes les cobran lo que a mí y no protestan?). Y hasta me roba el supermercado, la tienda de la esquina y el bar donde me tomo una caña con los amigos, pues rara es la vez que, al solicitar el tique y comprobarlo, no me han cobrado de más...

            Y no tenemos conciencia. Porque yo, que nada entiendo de economía, hasta puedo aceptar que, pese a la horrenda crisis, los precios suban algo, con suma moderación, en cuanto la ambición de los ambiciosos es siempre ciega, pero lo que no puedo entender ni aceptar es que suban de manera abusiva y encima roben. Esto no sólo es indigno y despreciable es, sencillamente, canallesco, de juzgado de guardia. ¿Pero quién va al juzgado cuando la cantidad que reclamas está por debajo de los 400 euros que la ley indica como delito?

Qué listos los que hacen las leyes. ¿No serán, mayoritariamente, los mismos que, de una u otra forma, nos están robando a todas horas?

miércoles, 9 de noviembre de 2011

LA ÚBEDA QUE NO ME GUSTA

Hay una Úbeda que no me gusta. No esa Úbeda que levantaron los siglos, hermosa en su forma cual dama asomada al mirador de La Loma, muchacha desnuda al alba, novia del sol en los atardeceres, preciosa silueta de oro conquistando el valle y los sueños... No esa Úbeda que es asombrosa y me encanta hasta el amor. La que no me gusta, la que me duele y amarga, es esa otra que se descubre desde la reflexión mirando a quienes la habitan. Esa que genera descontento, sucia y torpe, gobierne quien gobierne, criticona y fría, mantis religiosa de no pocos de sus amantes, la lanzadora de piedras sobre su propio tejado, la sibilina, indiferente e hipócrita, la Úbeda que se olvida de ser barco de hermosura en mar de olivos rumbo al puerto de lo sublime, para convertirse en vetusta hacienda en la que crecen magníficas espigas ensombrecidas por perniciosa cizaña.

            Espigas altas y frondosas, doradas y altivas, que se esfuerzan desde los trabajos, las empresas, la agricultura, el turismo, el comercio, la artesanía, la cultura, la enseñanza, la sanidad, el deporte, las asociaciones..., por hacer, desde la honestidad, mejor y más grande al pueblo. Espigas que dan lo mejor de sí mismas, que se entregan, se esfuerzan..., que dan trabajo, incluso regalan parte de su tiempo y de sus bienes, que prestan servicios altruistas en comedores sociales, que acogen a peregrinos sedientos, que cuidan de los enfermos, que ayudan al vecino, que protege a los animales, que buscan no hacer daño a nadie, que se desviven por cuanto les rodea...

            Hay espigas en Úbeda. Grandiosas espigas. Centenares, miles... Pero también no poca cizaña tenebrosa que crece, ocupa cargos de relevancia e impone su extraña cultura iletrada. Son sombras mediocres que no saben de luces ni colores, aprendices de gladiadores que no consiguen manejar otra espada que la de la zancadilla, la mentira y la descalificación. Avispados que medran desde la traición, la envidia y la calumnia...

            Hay espigas en Úbeda, muchas, excepcionales, grandiosas, muchas de ellas anónimas, pretendiendo que su mano izquierda no sepa lo que hace su derecha... pero también hay cizaña, nociva cizaña a la que además se le teme y se le adula.

Somos así, y así es esta Úbeda adentrada ya en el siglo XXI... Pero aún, dentro de esta turbiedad, no debemos perder la esperanza. La esperanza de que algún día cambie, y sea el contenido de la ciudad tan bello, o más, como su continente. Dios lo quiera. Úbeda sería entonces doblemente asombrosa.

domingo, 30 de octubre de 2011

LA GUERRA QUE GANARÁ ETA

La ETA dice que hay un conflicto armado, una guerra entre ellos, los libertadores de Euskal Herria, y España.

            Pero los españoles aseguran que de guerra nada. Que sólo aquéllos disparan a traición y éstos ponen los cuerpos camino de los cementerios.

            ¿Quiénes llevan razón? Sin duda ETA. Porque de cierto es que estamos en una guerra. Y lo estamos en cuanto entramos al trapo, mantenemos conversaciones con el enemigo, se aceptan hojas de ruta, se les llama a ciertos atentados “accidentes”, se deja en libertad a los prisioneros, se permiten conferencias de paz presididas por autoridades extranjeras, se aceptan muchas de sus condiciones, se autoriza a que rijan organismos de poder, se les da chivatazos para que no detengan a los gudaris que va a ser capturados... Si no fuera una guerra, si sólo se tratase de una banda de delincuentes y asesinos, sencillamente se les perseguiría con toda la fuerza de la ley, se les impediría todas las coartadas, se les detendría sin miramientos, se les juzgaría e ingresarían en prisión hasta cumplir sus penas, como cualquier hijo de vecino que se atreve a incumplir la ley.

            No, amigos, aquí hay una guerra, una guerra sucia, fría, callada, latente..., lo que ustedes quieran, pero una guerra, en la que somos atacados por soldados fanáticos, ciegos, intolerantes y nazis... pero soldados al fin y al cabo dispuestos a morir por sus ideas, convencidos ellos mismos de que son valientes guerreros en defensa de su propio destino y de su libertad. Y como en la guerra todo vale, de ahí las treguas trampa, el doble lenguaje, el cinismo, la bomba y el tiro, los secuestros, los exilios obligados..., y hasta vale declarar un cese definitivo de la actividad armada...  Todo mentira, todo falso, todo pura estrategia en el campo de batalla. ETA no cesará en su lucha de independencia mientras no logre el objetivo. Y no está derrotada ni vencida. Está ganando. En sus escuelas se inyecta el odio a lo español, en sus campos de fútbol se les llama a los futbolistas del resto de los equipos “españoles hijos de puta”, cada vez son más los que se manifiestan con sus banderas al aire, y los que andan ocupando centenares de Ayuntamientos, y para colmo se sentarán en el Congreso de los Diputados y en el Senado, no para la paz, sino para desde ahí, desde dentro, continuar minando al enemigo, burlarse de él, desprestigiarlo, encender más odio hacia ellos (que les encanta), y usar sus fusiles de última generación, los que disparan desde el cinismo, la arrogancia y la altanería, o con bolsas de cal sobre las mesas de sus señorías, o los tartazos a la cara de los presidentes, o quemando banderas, o quitando los cuadros de la fotografía del rey, al que desprecian con toda el alma... Como han hecho y vienen haciendo..., y brindar con champán tras cada batalla ganada...

            Y no parará la guerra hasta que uno de los dos bandos gane por la fuerza. Ya lo ha dicho el general-gudari Arnaldo Otegi: “Pensar que ETA entregue las armas es de inmaduros”. Y lleva razón, inmaduros son todos aquellos que creen que a ETA se le va a derrotar con la palabra, y gilipollas los que creen que ETA está ya derrotada. ETA está a punto de vencer. Peneuvistas, batasunistas, aralaistas, euskoalkartasunistas, bilduistas, sortuistas..., incluso socialistas son, ante todo, vascos y quieren lo mismo... Sólo hará falta que se unan sin fisuras y declaren bilateralmente la independencia de Euskal Herria.... Serán mayoría y entonces nadie podrá impedir su gloriosa victoria. La internacionalidad se lo reconocerá. Y nuestro ejército de mediocres gobernantes, comilones, vivales y felones, es decir nuestro ejército de pacotilla, desarmado y rendido, se retirará a los cuarteles de invierno de los que nunca salió, porque su altura de miras no tenía más diana que el engaño, la torpea y la indignidad.

jueves, 20 de octubre de 2011

DE VUELTA

Después de una larga travesía por elevaciones de trabajo, de actos realizados, de despedirme de mi hija “IBIUT” hasta siempre en mi corazón, de andar infinidad de veces por caminos solitarios viendo el valle y Úbeda a lo lejos..., quiero volver a esta isla mía este sencillo blog, para seguir escribiendo cuanto brote de mi alma y de mi mente..., y por el simple placer de hacerlo.

            Ya han pasado las fiestas ruidosas y de olores grasientos, de mucho alcohol y poca reflexión, de aglomeraciones sin sentido, de sacar fondos para parafernalias, de muchos brillos para mínimos alumbramientos de inteligencia... Fiestas para las juntas que luego desembocan en no pocas críticas y maledicencias... Fiestas que respeto por lo que tienen de tradición, de escasa tradición que nos viene de antaño, de cuando más que la superficialidad de la juerga, se daba la profunda convivencia de saborear por unos días la alegría que les estaba vedada el resto del año, la riqueza de gastarse los sacrificados ahorros que con tanto esfuerzo se iban guardando en una alcancía de barro, gota a gota, moneda a moneda..., de saborear gozosamente lo que el hambre y la necesidad no les dejaba saborear casi ninguna otra fecha, la satisfacción de estrenar una humilde ropa que les hacía dignísimos después de haber vestido por meses enteros tantos pantalones con piezas, zapatos con cerros de algodón en las punteras y camisillas descoloridas que se lavaban por la noche para que te volvieran a vestir por la mañana.

            Adiós, en definitiva, a las ferias cansinas de sevillanas y músicas ruidosas que te dejan afonías y dolores de cabeza... Adiós a la Feria de la ferias de cada jornada, donde nos puede faltar de todo menos la visita al bar de la esquina, el restaurante, las raciones, el pub, la heladería, la confitería, los churros con chocolate, el frigorífico lleno... Adiós al calor del buen tiempo... Y bienvenidos a la triste realidad del frío de los meses largos, de los pobres envueltos en cartones, de los comedores de Cáritas, de parados en las plazas, de niños camino del siquiatra, de vagabundos dirigiéndose a ninguna parte... Bienvenidos a la fiesta cotidiana de la realidad sin luces de colores: en la que muchos viven la vida..., pero muchos también, demasiados, viven la muerte.

miércoles, 4 de mayo de 2011

A MIGUEL MORENO JARA, IN MEMORIAM

                     

                        Cada vez que la muerte
                        pronuncia un nombre a sangre por el filo
de escarcha de su boca
y llega a mis oídos,
                        se me hielan los huesos,
                        porque acaso –terrible– pudiera ser el mío.
                        Y me contengo el aire.
                        Y tiemblan mis sentidos.
                        Y se me seca el alma...          
Y hondo respiro
                        cuando veo que no,
                        que es otro el pronunciado, el que se ha escrito
                        en el libro de horas, sin manecillas ya
                        por el reloj del infinito.
                        Pero siempre me deja un poso amargo
                        el nombre pronunciado, el que me ha dicho,
                        y se me clava dentro,
                        en el blando acerico
del fondo de la entraña,                    
y más cuando me roza algún sonido
que suena a quien yo soy,
a uno de los míos,
o a quien conozco
porque juntos vivimos
conquistas imposibles.
Porque ocurre que vino
a ser el de mis padres,
o ser el de mis tíos,
o, como ahora, ayer, hace un instante,
el nombre de mi amigo
Miguel Moreno, el hombre de la altura,
el poeta que quiso
sembrar de lapislázuli los sueños
y de coral los lirios.

Me vino desconchada en su esqueleto,
con sus ojos vacíos,
con su lengua de nunca,
con su puñal de sombra enmugrecido,
con su insaciable hambre de crueldad
para decirme: “Escucha que te digo,
Miguel, Miguel Moreno...
es hoy el elegido”.
Maldita seas, le dije,
y maldito sea el vientre que te hizo.
Y se escapó escupiendo su miseria
de araña venenosa por los riscos
de su propio desprecio y desventura.
Y me quedé prendido
en tu mano estrechada en recitales,
en tu recuerdo vivo,
Miguel, en tus palabras de hermosura
que siempre regalabas como un niño
regala un trozo azul de su humildad,
o como ofrece un mar su colorido,
o como esparce el sol su soledad,
o como da una flor la paz de sus suspiros.
Y te quedaste solo,
tremendamente frío,
en la quietud serena de la losa
que lleva más allá, Miguel, de cualquier sitio.
Tal vez a Dios, poeta como tú,
que anda escribiendo versos por los siglos
para hacernos poetas,
trovadores de luz por los caminos.
Y te guardo en mis sueños
mientras la tierra absorbe tu delirio,
y te abrazo sin tiempo, y levanto en la torre
de mi pecho desnudo un obelisco
en tu nombre, en tu gloria, en tu memoria...
Porque fuiste una lumbre en el abismo,
una luna encendida en la ternura,
un pan de trigo
caliente, recién hecho, candeal,
partido y compartido.
Porque fuiste especial,
cabal, bueno, leal, noble, sencillo.
Porque fuiste, Miguel Moreno Jara,
un bien nacido.
Y porque eres, por siempre y para siempre,
mi amigo.

lunes, 18 de abril de 2011

MENTIRAS

Comencé la travesía y, ahora, después de ir hacia delante, miro al cuadro de mandos de la nave y veo, con sorpresa, que he tenido en este blog mío, tan mal actualizado, más de trescientas visitas. Sin duda todas ellas de grandes personas. Sin embargo, no he podido evitar que en mi trayecto me haya tenido que topar con una lluvia lenta y persistente de mentiras que ya me han empapado los huesos y me están calando el alma. Mentiras tantas que me ahogan, que me dejan sin aire.

            Es encender la radio, poner la televisión o abrir un periódico a cualquier hora del día y todo son mentiras, verdades que se dicen a medias, palabras oscuras que se disfrazan de luz, luz que se viste de sombras..., un caos. Cada cual opina desde su óptica de vividor. Cada contertulio se viste con la equipación de su club favorito y a decir que ha sido penalty porque el jugador contrario ha rozado el balón con la mano en el centro del campo. Cada oyente y lector busca también escuchar, ver o leer no la realidad sino el espejo de su propia mentira en la que busca creer.

            Y es que aquí miente todo el mundo. Los políticos, no es que mientan, es que jamás dicen la verdad. Y mienten los padres a los hijos, y los hijos a las madres, y las madres a los padres... como haciendo honor al mensaje de mentíos los unos a los otros. Y todo es ya una mentira. Salimos de un acto, una conferencia, un pregón de los que tanto hay ahora y hacemos gestos de haber presenciado una falacia más, algo horrible, un aburrimiento, una pérdida de tiempo, y así lo vamos murmuramos entre lenguas..., pero antes, efusivos, hemos dado un fuerte abrazo al interviniente: ¡Extraordinario, amigo. Jamás escuché algo tan hermoso!

            Somos así. Qué le vamos a hacer. Y llegamos a tanto que, por contrario, cuando el acto en realidad ha sido algo excepcional, apenas si aplaudimos, no sea que el protagonista llegue a creérselo y sobresalga sobre la mediocridad que componemos el resto.

            Somos, por lo tanto, gusanos en el lodazal de la mentira. Y nadie sabe ya distinguir lo falso de lo veraz. Mentimos tanto que hasta mentimos en nimiedades y sin necesidad alguna. Voy de compras, cuando lo que voy es al médico. No pude ir a visitarte porque me sentí indispuesto, cuando es que se me olvidó. He llegado tarde porque el coche no me arrancaba, cuando es que no encontraba las llaves. Es mejor mentir. Así parece que nos quedamos más satisfechos... La mentira es tanta y nos embriaga tanto que incluso nos hace creer que los demás son tontos.

            Y claro, hasta yo miento. No voy a ser menos. Y como es por mentir, miento en este mensaje de botella, porque tengo que tener cara para empezar diciendo que todos los que han visitado mi blog son grandes personas... ¡Dios! ¡Cómo he podido decir eso! Cuando hace unos días alguien me envió una carta anónima diciéndome que había entrado en mi blog y me deseaba lo peor del mundo, algo así como que ojalá me ahogara en el viaje y a ver si era cierto que no volvía nunca más a Ítaca, en donde Penélope no es que no me quiera, es que me odia sin descanso. ¿Pero qué he hecho yo? Y es que, eso, mentimos hasta cuando mentimos.  

lunes, 28 de febrero de 2011

PRESENTACIÓN

Se abre ante mis ojos este inmenso espacio en blanco, como una sábana gigante, o como un océano de nieve, por el que sumergirme para dar rienda suelta, desde la mayor de las libertades y la más honda independencia, a mis pensares y sentimientos.

            Quiero aquí dejar escrito cuanto mi alma siente, viajar por mi propio mundo de íntimas ausencias, lejos de espadas traidoras y amistades peligrosas, lejos de compañías disfrazadas de alquimias interesadas, solo, pero cerca, muy cerca del latido del corazón de quienes buscan mirar sin odio más allá de la piel de las estrellas.

            Busco imprimir aquí mis versos más limpios, mis palabras más impolutas, mis sueños más vivos, por mí y para mí, sin querer más, sin pretender otra cosa que hablarme a mí mismo para ver si acabo conociéndome..., y ver, de paso, si alguien, habitante de cualquier rincón del mundo, puede leerlas y sorberlas como agua fresca, como licor de amor, y toparme con un abrazo limpio que nos haga amigos para siempre aun sin conocernos nunca. Tengo hambre de verdad. Son demasiados los falsos y egoístas que me han crucificado en el madero de la mentira.  

            Se abre ante mis ojos esta infinita inmensidad sin tiempo ni distancias, y me voy a lanzar a su conquista, como un marino solitario rumbo a lo desconocido. Confieso que al hacerlo siento inquietud y desasosiego..., nadie sabe qué puedo encontrarme, ni a qué orillas llegaré, ni qué territorios se cruzarán en mi camino, ni qué peligros saldrán para asfixiarme, ni cuántos calendarios de travesía... Pero también siento paz, porque si bien sé que sé pocas cosas, la más importante es saber que no regresaré a Ítaca, aunque regrese, porque sé que, loco yo de amor por ella, Penélope nunca me ha querido.

            Acepto mi destino y mi derrota. Desde el exilio parto hacia el exilio. Tened, los que quedáis en tierra firme y segura, salud y larga vida. A nadie deseo el mal y para todos mi perdón. Perdonadme también a mí. Podéis seguir, no obstante, durmiendo a todas horas. Yo buscaré estar en vela, para que cuando me llegue la muerte me encuentre vivo.  

            Hasta siempre. Iré enviando, cuando me sea posible y pueda y quiera, mis postales dentro de botellas de náufrago por si tengo la suerte de que alguien las encuentre flotando por las olas. Que seáis felices.